martes, 9 de septiembre de 2008

¿Quien hace a quien? ¿La cultura a nosotros o nosotros a la cultura?


Existe una corriente de pensamiento que asevera que las personas sienten, piensan y actúan en función de los valores de su cultura. Es decir, que la explicación fundamental del porque las personas hacen lo que hacen y porque son como son se encuentra ineludiblemente en la cultura y sus valores. Esta corriente propone que la mujer y el hombre son hechos a imagen y semejanza de su sociedad y de los tiempos en los que se vive. Un claro ejemplo de esto, y que mucho ha sonado en los últimos diez años, trata con la identidad sexual de las personas. En nuestro país hay incluso “expertos” que aseguran que la identidad sexual de una persona existe en función del entorno en el que fue educada dicha persona. Esto es como decir que la razón por la que me considero a mi mismo como un hombre y el porque pienso y siento como un hombre (y no como una mujer o como una oveja o una planta) es por el hecho de que fui educado como un varón, ya que soy producto de mi sociedad.


Una obvia conclusión es que si desde mi nacimiento mis padres me hubieran colocado en una cultura diferente y me hubieran educado como una niña, entonces actualmente yo sentiría, actuaria y pensaría como una mujer, ya que, según esta corriente, la identidad sexual es una construcción social. Esta creencia es científicamente falsa y nula. Sin embargo, es bastante popular. Pero lejos de limitarse a hablar de identidad sexual, esta corriente asegura que el ser humano y sus valores estan delimitados y definidos por la sociedad en la que vive.

Asi mismo una preconcepcion muy comúnmente aceptada sin mucha oposición es que si en nosotros hay algo que es producto de nuestra biología, entonces ese algo debe de manifestarse desde nuestro nacimiento. De otra manera, ese algo debe ser atribuido no a la biología sino al aprendizaje, atreves de la cultura. El debate pues, es colocado en una polaridad: los rasgos y aptitudes atribuibles a la biología son manifestadas desde el nacimiento de una persona; todo lo demás, es cultural y es aprendido. Aparentemente este es un buen argumento, sin embargo no tiene ningún sentido. Para ejemplificar mi punto solo es necesario recordar que los niños no nacen con barba y que las niñas no nacen con pechos, y sin embargo estos se desarrollan sin la necesidad de “aprender a tener barba” o “aprender a tener pechos.” La razón de esto es sencilla: Hay elementos y características que ya vienen demarcadas en nuestra biología, pero que serán “disparadas” o activadas en diferentes momentos del desarrollo de una persona. Y es asi como la antes mencionada dicotomía desaparece.


Quienes creen en el determinismo social y cultura aseguran que la razón por la que tenemos hombres competitivos y violentos y mujeres sumisas y hogareñas es porque estos rasgos son promovidos por la cultura a través de estereotipos, del cine, la televisión, etc. Sin embargo, también es cierto que en las películas y la televisión las aves vuelan y los cerdos no. Y creo que nadie diría que las aves y los cerdos tuvieron que ver películas para entender cual es su realidad y lo que se de ellos se espera. En este sentido las películas son un reflejo de la realidad. Así mismo sucede con la identidad sexual y con los estereotipos de género. El cine lo que hace es presentar una imagen de cómo somos los seres humanos y de cual es nuestra naturaleza.


El error consiste pues en pensar que las personas somos el resultado de la cultura y que estamos determinados por ella. Sin embargo hay muy buenas razones para pensar lo contrario: La cultura y la sociedad son lo que son porque nosotros somos como somos. Es decir, la cultura y la sociedad fluyen de nuestra naturaleza y son un producto lógico del tipo de cerebro y sistema nervioso que tenemos. Entender la cultura desde esta óptica cambia y agudiza radicalmente nuestro entendimiento de nosotros mismos y de nuestro entorno. Si entendiéramos como la biología afecta la psicología de una persona entonces entenderíamos mucho de esa persona. Pero si multiplicamos esos efectos por un gran número de personas, entonces lo que entenderíamos seria a la cultura misma, ya que la cultura está hecha a imagen y semejanza nuestra.


Nótese que mi punto con esto no es argumentar que el ser humano está determinado por su biología, ya que esto no es lo que creo ni lo que argumento. En primer lugar porque soy un ferviente creyente de la libertad humana; en segundo lugar porque argumentar que nuestra biología influye en nuestra psicología no es igual que argumentar que la biología determina nuestra psicología. Influir y determinar no son la misma cosa. Lo que si estoy argumentando es la necesidad de ser extremadamente cuidadosos en las preconcepciones fundamentales del como analizamos al individuo en su entorno, ya que en base a esos juicios creamos leyes, sistemas educativos, sistemas de creencias, etc. La precisión en este sentido no puede y no debe ser dejada al azar en ningún momento. No en vano el consejo del viejo maestro, Sócrates: “Conócete a ti mismo.”

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